Pan de molde: ¿cómo conservarlo más tiempo?

Pan de molde: ¿cómo conservarlo más tiempo?

Autor: «La Gulateca»

 

Ana con Alma

Un clásico cada año cuando llegan los primeros calores: el eterno debate entre los que no meten nada en la nevera y los que guardan absolutamente todo. Tenga o no tenga sentido.

Pero hay un producto que suele generar especial controversia entre estos dos bandos casi tan irreconciliables como los concebollistas y sincebollistas de la tortilla de patatas: el pan de molde. U

n momento, ¿pan de sándwich en la nevera? Sí, a nosotros también nos parece algo entre raro y absurdo, pero por lo visto es una práctica bastante más extendida de lo que creemos y tiene sus firmes defensores. ¿Cuál es la mejor forma de guardar el pan de molde? Efectivamente, en la propia bolsa de plástico donde suele venir o bien envueltos en plástico. Quienes se han molestado en hacer el experimento, por cierto, confirman que las bolsas de papel que muchas veces se utilizan en las panaderías no sirven de nada a la hora de mantenerlo en buenas condiciones un día después.

Así que el pan -independientemente del tipo- envuelto en plástico y en un lugar seco, fresco y sin mucha luz.  En el caso del pan de molde, dependiendo de si es más o menos industrial, durará unos días en buen estado o, como suele ocurrir con los de supermercado, mucho más de lo que el sentido común indica que debería durar un pan. Pero, por lo visto, para algunos no es suficiente, y quieren que el pan de molde dure meses sin que aparezca moho ni se ponga malo. Es en esos casos, o en lugares donde hace mucho calor, cuando la opción de la nevera gana fuerza.

En realidad, la teoría y la ciencia desaconsejan este método porque hace que el pan -el de molde y cualquiera- se deteriore mucho antes por efecto del frío y la humedad.  Es verdad que cada vez que se habla de este tema no faltan opiniones del tipo «pues a mí me funciona y el pan me dura dos años» pero, sinceramente, nos convencen más conceptos como «retrogradación» y «recristalización» de los almidones del pan que es lo que, básicamente, la ciencia utiliza para explicar por qué no se lleva bien con el frío y el ambiente de la nevera.

De todos modos, la buena noticia es que sí hay un caso en el que la nevera puede ser un buen lugar para guardarlo si se quiere estirar su duración: si después lo vamos a recalentar usando, por ejemplo, una tostadora. En ese caso, el efecto negativo que el frío provocará en la textura del pan queda más o menos compensado. De todos modos, la mejor opción en este caso sería el mismo sistema que para el pan convencional: congelarlo ya cortado y descongelarlo con la tostadora.

Un sistema para tener pan rico siempre disponible y evitar que se ponga malo, que acabe en la basura, o que no sepa a absolutamente nada. Como, por cierto, ocurre con la inmensa mayoría de panes de molde industriales. Pero ese ya es otro tema.

Visto en: 20minutos

 

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